'El ciclón Xynthia' deja huella en La Rioja

'El ciclón 'Xynthia' deja huella en La Rioja


La caída de una cornisa en la calle Oviedo destroza cinco vehículos sin ocasionar daños personalesLos cascotes cayeron junto a la puerta de un chiquipark en el que más de medio centenar de niños de hasta 8 años disfrutaban de sus juegos


El ciclón 'Xynthia', como ha venido a llamarse la ciclogénesis explosiva -o tormenta perfecta- que entre ayer y hoy recorrerá buena parte del norte de España, dejó una profunda huella en Logroño. En torno a las 19 horas de ayer, los vecinos de la calle Oviedo notaron cómo sus casas temblaban a la vez que un estruendo ensordecedor les hacían temer lo peor. La imagen que vieron cuando se asomaron a sus ventanas sólo confirmó sus primeras sensaciones: la cornisa del número 20-22 'descansaba' sobre los coches aparcados en batería que, como si fuesen de mantequilla, habían quedado prácticamente partidos por la mitad.


Los importantes daños materiales pasaron a un segundo plano. En las bajeras de ese edificio existe, desde hace años, un chiquipark en el que, ajenos a lo que sucedía en el exterior, continuaban jugando más de medio centenar de niños de entre 3 y 8 años. Sólo la casualidad quiso que en ese preciso momento nadie estuviera en los habitualmente repletos aledaños del centro.
Bomberos, Cruz Roja, Policía Local y Nacional acudieron al lugar de los hechos y tras establecer un perímetro de seguridad y apartar a los cientos de curiosos que miraban, incrédulos, los vehículos afectados comenzaron a trabajar en la limpieza de la calle y en el saneamiento de la parte superior de un edificio de cinco plantas que pasa por ser el más nuevo de la calle -entre 15 y 20 años, según los vecinos-.
«Ya no existe ningún peligro y los vecinos pueden acceder al inmueble. Como consecuencia del viento se ha desprendido la cornisa superior del edificio y estamos trabajando en el saneamiento de la zona», explicaba el portavoz de los bomberos.

Sus palabras infundían tranquilidad en unos vecinos que elaboraban sus propias teorías acerca del porqué del desprendimiento: el viento, la humedad.. «Estaba viendo el partido de pelota en la televisión y me pareció un trueno. Cuando me he asomado he visto todo destrozado», relataba un vecino de la penúltima planta.

Entre las 'víctimas' de Xynthia brillaba con luz propia un Subaru Impreza de color negro. Partido por la mitad. Enfrente, en el bar en el que trabaja, su propietario continuaba con el rostro desencajado. «Estaba dentro del bar, he oído el ruido y he visto el coche. Justo en la puerta del chiquipark había un chico de algo más de 20 años paralizado, con un ataque de ansiedad al que le han tenido que atender», acertaba a decir antes de disculparse abatido.
135,7 Km./h., en Aguilar

La calle Oviedo se convirtió en el punto de encuentro de numerosos curiosos que se mostraban sorprendidos de los efectos de un vendaval que fijó su techo de velocidad del viento en Aguilar (135,7 kilómetros horas a las 21.15 horas) y que en Logroño apenas superó los 60 kilómetros por hora. Pese a que la intensidad del viento no confirmó los peores pronósticos, los bomberos multiplicaron sus servicios.
Así, durante la jornada de ayer los servicios para retirar cascotes, tejas, uralitas o vallas de obra desplazadas por el viento fueron constantes. Lo mismo sucedió en localidades como Haro en donde la caída de alguna teja provocó daños en vehículos aparcados en el núcleo urbano.